Los hechos vividos en la Alemania de los años
duros nos han traído innumerables obras de todo tipo y género, en las que se
han recreado historias y sucesos de diversa índole. El trabajo de rememoración
y recuperación de testimonios ha sido la piedra angular de crónicas llevadas a
la literatura y al cine por diversos autores a lo largo de los años de
posguerra, que han ayudado a mantener viva la memoria de millones de personas
víctimas de un régimen infausto, de una guerra injusta. La Segunda Guerra
Mundial se nos presenta hoy como uno de los hechos históricos más recreados en
la historia del cine, por ejemplo.

Con el correr de las páginas, Primo Levi nos va
relatando el día a día de Auschwitz. Los pequeños hechos cotidianos que se
transforman en huracanes espirituales para todos sus reclusos. Los detalles
descriptivos que nos sumergen en un viaje en el tiempo y en el espacio para
ubicarnos en el centro de la escena. Su conciencia de la pérdida absoluta de la
dignidad humana que lo lleva a ejecutar múltiples actos de humanidad que se nos
presentan como pequeñas victorias de un espíritu que no se resigna. Y la voz
del narrador que no relata más que todo lo que ha vivido, sin ficcionalidad ni
demasiados recursos poéticos que adornen este llamado desesperado hacia el
resto del mundo. La sensación que nos deja su lectura es la de una perturbación
sin nombre que no parece buscar la lastimosidad o el melodrama, sino el
análisis racional de un hecho de brutalidad que conllevó a la deshumanización y
cosificación de toda la raza humana. La duda ética y existencial surge de la
pesadumbre de ver al hombre aniquilando al propio hombre, en una especie de
animalización constante.
Y es
que toda la duda existencialista está presente en este libro. Y efectivamente,
pocos autores han llegado hasta el punto extremo de replantearse toda la
existencia humana por su propia experiencia de los hechos. Pero su tragedia
toda y su suicidio casi a destiempo nos demuestran que las tres obras reunidas
finalmente bajo el título de Trilogía de
Auschwitz son sólo la punta de un iceberg. Toda aquella materia sumergida
quedará escondida sólo en la memoria de quienes padecieron la expansión del
régimen nazi y la Shoah. Pero la importancia de Levi radica, finalmente, en
hacer de esa tragedia eminentemente judía, la tragedia de todos los seres
humanos que hemos sido capaces de devastarnos unos a otros con una brutalidad
amorfa, desde el inicio de los tiempos. Pero este testimonio relatado con un
dolor tan latente permitirá que las atrocidades cometidas por el Deutsches Reich
nos queden olvidadas en los anales de la Historia, poniendo al hombre por
encima de la idea de destino de los pueblos.
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